Primera Semana de Cole
Ya sabemos que suele ser de las más complicadas del año, debido al factor adaptación. Pensemos por un momento lo que nos cuesta a nosotros incorporarnos al trabajo después de dos o tres semanas "echados a la bartola", sin responsabilidades laborales de ningún tipo, y focalizando nuestra atención en actividades gratificantes, o simplemente en no hacer nada ¿Verdad que nos cuesta ponernos "en modo trabajo"? Pues al niño le cuesta el doble, ya que manejan peor este tipo de cambios en su vidas, salvo que hayan tenido un verano demasiado tedioso.
En condiciones normales, y más allá de la contentura que sienten por el encuentro con sus compañeros de clase y de aventuras, "toca cambiar el chip" y acostumbrarnos de manera progresiva a la nueva rutina. Rutina que conlleva orden, disciplina, esfuerzo, regularidad en las distintas actividades, escolares y extraescolares. El niño necesita ayuda y comprensión ante esta nueva situación, y la necesitan fundamentalmente de sus padres. Habíamos adelantado en un artículo anterior la importancia de comenzar con margen la nueva programación: finalizar las vacaciones unos días antes; llevarlos a la cama y despertarlos algo más pronto de lo habitual, para ir ajustando horarios; hacer lo mismo con las comidas; inmiscuirlos en alguna actividad escolar, etc. Esto facilitará el camino.
Para la primera semana en concreto, destacaría una serie de recomendaciones:
- Empatizar y ponernos en su pellejo y en sus dificultades adaptativas; de esta manera nos resultará más fácil hacer la transición.
- Haber adelantado la rutina del cole un para de semanas.
- Aproximarnos al horario lectivo y acercarnos por el cole para ir viendo lo que nos espera de nuevo.
- Cuidar la rutina de sueño y comida.
- Dar las explicaciones pertinentes a sus interrogantes, destacando el lado positivo del cole.
- Ser muy flexibles con ellos en cuanto a tareas y rendimiento; esperar que el mensaje también llegue a los profesores.
- Paciencia.
Con esto, facilitaremos "la nueva vida" de nuestro hijo.