Es la alteración de la conducta del comer, propiciada por el miedo a engordar. Es un trastorno claramente psicológico, ya que todo empieza con factores de personalidad y formas de pensar inadecuadas. A ello se suma la presión familiar y la de los medios de comunicación, y ya tenemos el cocktail perfecto para el origen y mantenimiento del problema. Suele darse mucho más en las chicas que en los chicos y si se desarrolla puede ser muy peligrosa para la salud. Los padres tienen un papel crucial y no frivolizar sobre el asunto. No es un capricho, es una enfermedad. El tratamiento debe ser multidisciplinar y el papel del psicólogo es fundamental, a la hora de discutir pensamientos muy irracionales sobre el aspecto físico y la autoimagen. Cuanto antes inicien la terapia, más posibilidades de mejorar. Bulimia y anorexia son dos caras de una misma moneda.