¿Cómo fortalecer nuestra autoestima?
Antes de nada, entiendo que debemos aclarar que significa este concepto tan importante en la psicología de las personas. Podemos definirla como "la valoración o el juicio que uno hace acerca de sí mismo, y de cuyo resultado va a depender lo vulnerable o fuerte que seamos ante la vida y cuál sea la dirección de nuestras emociones". Por tanto, en dicha definición, se ven incluidos dos aspectos: por una parte el lado cognitivo, que se refiere a los pensamientos referentes a nuestra persona; y por otro el lado emocional, que se refiere al grado de satisfacción y bienestar que sintamos hacia nosotros, por nuestra forma de ser y por nuestras competencias.
Dicho esto se deduce que es fundamental para tener una autoestima robusta el que dicha valoración sea positiva, aunque no hace falta que seamos perfectos ni destacados en ninguna faceta. Solo hace falta que estemos a gusto y seamos complacientes con nuestra forma de desempeñarnos. Se que es fácil decirlo y no tan fácil de ejecutar, pero este debe ser un objetivo vital.
La autoestima se construye desde pequeño, y en ella influye de forma determinante la acción de nuestros padres desde el momento del nacimiento y de nuestros más allegados. Ellos, a través del amor profesado, van a construir la imagen que tenemos de nosotros a modo de espejo de reciprocidad. Más adelante, la influencia viene marcada por las sucesivas experiencias que vayamos teniendo con nuestro entorno social (otros familiares, profesores, compañeros de cole, amigos diversos, etc). No olvidarnos tampoco del factor genético, que influye en un porcentaje difícil de estimar.
PAUTAS GENERALES PARA EL FORTALECIMIENTO:
- Ser lo más competente posible en las distintas áreas de nuestro funcionamiento. Ser amañado y mejorar en las cuestiones prácticas (ser habilidoso en las relaciones sociales, afrontar bien los problemas, cambiar una rueda pinchada, cocinar de forma apañada... que se yo, las cosas que nos valgan para una mejor adaptación a nuestra realidad).
- Propiciar que el balance de virtudes y defectos, sea favorable al primero.
- Aceptarnos tal cual somos, intentando mejorar lo presente, pero aceptándonos de forma incondicional. Ante lo incambiable, resignación.
- Ser benevolente y respetarnos de igual manera que haríamos con el prójimo. No usar el doble rasero.
- Permitirnos el fallo y no ser demasiado crítico con nosotros. Desautorizar a la crítica patológica, aquella que nos azota en todo momento y que nos bloquea.Tomar los fallos como fuente de aprendizaje y minimizar su efecto.
- Interpretar las cosas que nos pasan de forma realista y no distorsionada