EL PODER DE LA VALÍA PERSONAL
No voy a decir que lo es todo en psicología, pero si tiene una clara incidencia en nuestro bienestar. No es difícil de entender, si uno le concede validez o no a un objeto, no tendrá ningún tipo de trascendencia en nuestra vida. Pero si se trata de juzgarnos a nosotros y opinar acerca de cuanto valemos, hablamos de palabras mayores. Esto lo habremos podido comprobar en multitud de situaciones personales, cuando nos consideramos poco válidos, el daño moral es terrible. Esto, acumulado al cabo de los años y de las experiencias, pueden marcar claramente nuestro estado de ánimo.
Por ello, decimos que tenemos que tratarnos bien, pase lo que pase. NUESTRA VALÍA DEBE ESTAR SALVAGUARDADA POR EL SIMPLE HECHO DE NUESTRA NATURALEZA HUMANA Y DE ESTAR VIVOS. Esta reflexión es incuestionable y debemos tenerla muy clara. Después podemos entrar en la famosa discusión acerca de ciertos criterios que creemos pueden incidir en la valía de la persona: posición social, fama, dinero, poder, ser querido, haber formado una familia, etc... pero en el fondo existe una valía universal que nos traspasa a todos y que está por encima de cualquier criterio pasajero, que hoy puede estar y mañana no. Evidentemente, cuanto mejor nos vaya en la vida, mejor. Es más, es nuestra obligación vivir lo mejor posible y disfrutar todo lo que podamos, pero esto es compatible con nuestro mensaje: AUNQUE LAS COSAS NO ME VAYAN BIEN, SI ME CONSIDERO VÁLIDO TENDRÉ MÁS POSIBILIDADES DE ECHAR PARA ADELANTE, PORQUE ME SENTIRÉ BIEN, A PESAR DE LAS CONTRARIEDADES.