SALIR A DAR UN PASEO
Con tan poco, no se imaginan las ganancias emocionales que se obtienen. En el último artículo publicado, hablámos de cómo dar la vuelta a ciertas emociones negativas que nos acompañan en nuestra vivencia diaria, y convertirlas en positivas. Hay muchas maneras de conseguirlo, desde la discusión de determinados pensamientos o creencias ilógicas o irracionales, hasta el uso de la relajación en su más amplio sentido de la palabra, pasando por la práctica deportiva o sencillamente, la práctica de cierto ejercicio moderado. Aquí es donde entra la caminata o el paseo, dependiendo de la distancia y la duración de la misma.
Está más que demostrado el efecto positivo que tiene esta actividad haciéndola de forma rutinaria. Previene y lucha contra la depresión y ayuda a desconectarnos de los problemas y la ansiedad cuando esta se presenta y nos inunda durante largo tiempo.Ya dijimos que es una herramienta más, por lo tanto, necesita ser acompañada con más recursos (ya comentados arriba).
Paseo implica aire libre, si puede ser por un entorno natural, mejor, presenciar una gran cantidad de estímulos agradables que nos encontramos por el camino y si encima tenemos la suerte de tener buena compañía, matamos dos pájaros de un tiro. Actividad y socialización pueden ir de la mano y nos aportan un grano de arena a la hora de sentirnos mejor y no dejarnos embaucar por la tan temida emocionalidad negativa.