CELEBRA LA EXPERIENCIA HUMANA
En su máxima amplitud y extensión, tanto lo bueno como lo malo, y hacerlo con una mirada compasiva hacia como ocurren las cosas. Las experiencias positivas y gratificantes se dan, solo si también hay una alternancia de malos ratos. Esa es al vida y así se presenta la realidad. Los que tenemos ya unos añitos recordamos una famosa actriz de Hollywood de los años 70, Doris Day, que solo interpreto papeles plenos de felicidad y risas, rechazando guiones algo más dramáticos. Su carrera fue efímera, y los críticos opinan que esto se debió a que no era una actriz representativa de la vida que nos tocó vivir.
La búsqueda de la felicidad y la serenidad con uno mismo no es algo lineal y pleno. Tiene que darse en el contexto de todas la emociones, también de las negativas, produciéndose saltos hacia adelante y retrocesos. Solo hace falta que seamos conscientes de nuestra realidad o de las personas que nos rodean, para confirmar esta teoría. La palabra feliz perdería su significado, si no tuviera su contrapunto de tristeza. Bien es verdad que esto no está reñido con el intento de que "estar bien" supere holgadamente a "estar mal". La exclusión total del malestar es imposible. Cuando acogemos dolor y placer con "el corazón abierto", estaremos poniendo las bases a nuestro equilibrio vital. El compromiso de aceptación y autocompasión para encarar todos los momentos de nuestra vida, es la clave para conseguir todos nuestros sueños, por más difícil que sea nuestra desventura.