EL PODER DEL ABRAZO

Ya hoy parece algo demostrado: la relación entre una caricia y sentirnos mejor es un hecho con evidencia científica. Y no me estoy refiriendo solamente al abrazo ajeno, que también, hablo del abrazo que nos damos cuando las cosas no pintan demasiado bien y nos sentimos abatidos.

Es el poder de la bondad hacia uno mismo, esto es algo muy real. Existe una hormona llamada oxitocina que es liberada ante la primeras muestras de amor y cuidado hacia uno mismo, y que provoca una sensación tan agradable que casi se vuelve adictiva para nuestro organismo y, por supuesto, para nuestra conducta. Asimismo, la oxitocina reduce el temor y la ansiedad injustificada ante situaciones cotidianas que no entrañan amenaza. Por lo tanto, decimos que EL ABRAZO Y CARICIA A UNO MISMO cumple dos funciones: la de hacer sentirnos bien y la de controlar ciertas emociones negativas. Es justo lo contrario al efecto de la autocrítica, que tiene un efecto bioquímico adverso, y que inunda nuestro pensamiento y sentimiento de sufrimiento.

En resumen, ABRÁZATE, ABRAZA Y DEJATE ABRAZAR. Es una medicina especial para afrontar situaciones difíciles y para vacunarnos contra la adversidad.