Ante todo, sería conveniente definir el término que da título a nuestro artículo de hoy. POR INTELIGENCIA EMOCIONAL se entiende aquella habilidad psicológica que tiene como objetivo manejar o gestionar de la mejor manera posible nuestra emocionalidad negativa, esto es, nuestra tristeza, ansiedad, estados nerviosos, preocupaciones, miedos, etc. Estas emociones son inherentes a nuestra naturaleza humana y las padecemos en un grado u otro: hay mucha gente que hace predominar lo positivo sobre lo negativo, pero otros muchos tienen la desgracia de verse afectados por los sentimientos antes mencionados y que restan calidad a nuestra vida o la hacen insufrible.
Las personas somos seres sociales por naturaleza, y por ello nos interesa ser lo más eficaces posibles en las relaciones con los demás. En el artículo anterior nos referimos a las habilidades sociales necesarias para abordar situaciones de acercamiento a los demás, aquellas que nos producen gratificación (quedar para tomar café, ir a un cumpleaños, conversar con varios amigos, interactuar mientras hacemos deporte, etc). Hoy en cambio, haremos referencia a aquella habilidad que nos permite "defendernos" cuando los intereses de los demás y los nuestros no coinciden: la ASERTIVIDAD.
Aspecto super importante dentro de la vida de las personas: cuanto mejor nos llevemos y cuantas más habilidades poseamos para ello, mejor será nuestra calidad de vida, esto es incuestionable. Somos seres psicosociales y estamos "condenados" a entendernos con el vecino, por nuestro bien y el de los otros. Esto no es algo que se consiga de manera espontánea, salvo que en nuestro repertorio de conductas tengamos incluidas dichas capacidades. Hacer constar que cualquier momento es bueno para aprenderlas y convertirnos en personas habilidosas en las interacciones sociales.
Antes que nada, sería bueno saber que entendemos por timidez. Todos nos hacemos una idea, y me imagino que no diferirá mucho de la que yo voy a dar: " TIMIDEZ es la ansiedad o miedo exagerado que se siente en la mayoría de las situaciones sociales en las que se participa, generando un malestar más que aparente en las personas que la padecen". No llega a considerarse un trastorno, aunque puede acercarse a la fobia social, que es más interfiriente. Seguro que nos resultan familiar expresiones como "estar cortado, tener mucha verguenza, ruborización, etc". Bueno, pues por ahí va la cosa. Las personas que tienen este problema suelen retraerse, no participar en la vida social, evitar o escaparse de ciertas situaciones y frustrarse al no conseguir objetivos cotidianos. Lo pasan verdaderamente mal. Asimismo y por lo ya comentado, suelen tener afectada su autoestima y verse como personas inferiores a los demás.
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